viernes, 28 de febrero de 2014

Los otros aspirantes

Real Zaragoza y Mallorca eran los llamados a convertirse en aspirantes para el ascenso, junto al Deportivo de la Coruña, a principios de temporada. Tras 27 jornadas disputadas comprobamos que la realidad es otra bien distinta.



Allá por junio del año pasado los peores presagios se confirmaban y Mallorca y Real Zaragoza acompañaban a Deportivo en su descenso a Segunda División. Un golpe terrible, difícilmente asumible, para equipos que se habían forjado un buen nombre en la categoría reina durante los últimos años. A pesar de ello, la presente temporada comenzaba con el mismo objetivo: dejar de lado los viejos fantasmas y empezar de cero el camino que les devolviese al lugar que merecían.

De esos halagüeños deseos queda más bien poco. Ambos conjuntos transmiten unas sensaciones poco positivas. Ya no hablamos de juego o de resultados, sino que, en clubes favoritos para estar en los puestos altos de la clasificación, que se hable de todo menos de fútbol provoca un enrarecido ambiente. Una atmósfera incómoda para aficionados y jugadores que hace que sea complicado disfrutar del fútbol. 

En estos días se ha publicado en este mismo medio un artículo que versa sobre los cuatro primeros clasificados ("Una liga de cuatro jinetes"). En esas líneas no hallaremos ni a Zaragoza ni a Mallorca, obvio, pero si continuamos descendiendo por la clasificación tampoco los encontraremos en los puestos de playoffEl equipo entrenado por Paco Herrera es séptimo con 37 puntos tras caer en La Romareda este fin de semana ante el Real Madrid Castilla. El Mallorca por su parte es undécimo con 36 puntos, ya que llevan cinco partidos consecutivos sin conocer la victoria, un dato poco alentador. También es cierto, que en una liga donde desde el quinto clasificado hasta el último hay ocho puntos de diferencia, huelga hablar de posiciones. 

Oltra se cae del proyecto bermellón del ascenso

Fernando Vázquez hablaba a comienzos del campeonato sobre la ruptura de la liga. Una ruptura cuya brecha debería separar a los verdaderos y regulares aspirantes al ascenso del resto. Parece que esa brecha va tomando forma, los cuatro de arriba se están distanciando mientras que el resto forma parte del baile de posiciones que cada jornada se produce en torno a los puestos de playoff. Este baile, de momento, ya se ha cobrado el empleo de José Luis Oltra. El técnico valenciano llegó al club balear con la misión de devolverlo a Primera, empresa que ya había realizado con éxito antes, pero desde la primera jornada de liga sus métodos han estado cuestionados. A pesar de superar los contratiempos del inicio siempre ha estado bajo presión, en el punto de mira de una directiva que no lo veía con buenos ojos. Este clímax ha llegado al temido desenlace: Oltra ha sido destituido esta semana tras una serie de acontecimientos más propia de un entremés teatral que de una entidad futbolística.

Para sucederle llega Lluis Carreras, ex futbolista del club, que pretende enderezar el rumbo del equipo en estas 15 jornadas que restan. Una tarea que se antoja complicada debido al ambiente que hay en Palma después del caos que ha supuesto esta semana en la trayectoria del club. La primera piedra que se encontrará en el camino el nuevo Mallorca de Carreras es el Barça B, equipo incómodo e impredecible. Este fin de semana veremos de qué es capaz este proyecto que debe empezar a coger forma antes de que el tren del ascenso parta definitivamente.

El tosco lastre que supone Agapito

En el Real Zaragoza, por contraposición, no dudan del trabajo de Paco Herrera, al que se le encomendó la misma tarea que a Oltra. Allí los problemas son otros. En Zaragoza el problema y quebradero de cabeza tiene nombre y apellidos: Agapito Iglesias. Mientras se escriben estas líneas, el máximo accionista del club maño se encuentra declarando ante el juez como imputado en el 'caso Pagarés'. Rocambolesca historia que arrastra una hilera de capítulos tristes en la historia del Real Zaragoza. El empresario soriano debe pagar la friolera de 18'8 millones de euros que lo más probable es que salgan del paquete de acciones del Zaragoza que Agapito posee. Esta es la cúspide de un club donde parece ser que lo de menos es el fútbol.

Las iras de la afición se fijan en Agapito Iglesias cada vez que el equipo atraviesa un bache. Ese socavón viene desde temporadas atrás, cuando el equipo coqueteaba con el descenso, situación que desembocó en la pérdida de categoría. Pero eso no es todo. Como hemos mencionado antes el conjunto maño cayó este fin de semana por 0-2. Los ecos de la derrota se han disipado gracias al 'caso Movilla'. El centrocampista de leganés, que no contaba para el club, fue despedido durante esta misma semana por medio de un correo electrónico. Maneras de actuar impropias de un club como el Real Zaragoza. Todo esto antes de la visita a uno de los más firmes candidatos al ascenso: el Recreativo de Huelva.

En definitiva, nubes negras en los cielos de Zaragoza y Palma. Aunque los problemas crezcan a mansalva, ninguna situación mencionada es irreversible y en estas quince jornadas que le quedan a la Liga Adelante ambos conjuntos deben hacer de tripas corazón y colocarse en puestos honorables. El desenlace puede ser el ascenso o quedarse a las puertas, no importa, pero tanto uno como otro deben ser fieles a sus etiquetas de aspirantes. 

(foto: Nando Martínez_Vavel)

viernes, 14 de febrero de 2014

La obligación de recuperar Riazor

El Deportivo de la Coruña está sufriendo esta temporada en Riazor para sacar adelante sus partidos, algo atípico en el conjunto gallego. Ante rivales directos, esta crisis de resultados se acentúa. El domingo, el Sporting de Gijón visita La Coruña.



Antaño, Riazor fue un feudo prácticamente inexpugnable. El Deportivo de la Coruña labraba sus éxitos a partir de una fortaleza en su propio terreno de juego que le permitía codearse con los más grandes. Para sus rivales, cada visita al coliseo herculino suponía un quebradero de cabeza; un claro ejemplo de ello es el Real Madrid. El conjunto blanco estuvo sin ganar en Riazor la friolera de 19 temporadas. Eran otros tiempos.

Ahora, todo eso queda en las historias que se cuentan entre diferentes generaciones. El Dépor, lastrado por una plantilla sujeta con alfileres debido a la situacion económica del club, sufre ante equipos que se repliegan en defensa, pan de cada día en Riazor. Los rivales, conocedores de los problemas de los que adolece el conjunto gallego, intentan hacer sangre de este aspecto, cosa que consiguen a menudo.

Un recorrido por Segunda diferente

Desde las primeras jornadas se iba a vislumbrar el recorrido que tomaría el equipo en casa. Córdoba y Murcia, en los dos primeros partidos en Riazor, se llevaron un botín de tres puntos con una propuesta rácana, sí, pero a la postre eficaz. El resto de conjuntos tomaron buena nota de ello. El último huésped en asaltar el feudo blanquiazul fue la U.D. Las Palmas, con Valerón a la cabeza (1-2). Guion que se presentó ante los espectadores como un cruel deja vú. El Deportivo de Oltra fraguó el ascenso en una trayectoria casi impoluta en casa -18G 2E 1D-, el de Fernando Vázquez ya se ha dejado 19 puntos en el limbo.

Ante los rivales directos de la tabla las estadísticas en Riazor no son demasiado halagüeñas. A las tres derrotas antes mencionadas, se le suman cinco empates, tres de ellos ante equipos que presumiblemente pelearán por el ascenso con los gallegos. El C.D.Lugo arañó un punto que les supo a victoria. El buen juego, sobre todo en la primera parte, de los pupilos de Fernando Vázquez no fue suficiente para perforar la meta lucense. Si ese punto les supo a gloria a los de Setién, la misma sensación tendrían los aficionados del Dépor tras empatar in extremis ante Zaragoza y Numancia. Borja Bastón y Luis Fernández rescataron un punto en las postrimerías de ambos partidos cuando parecía que de nuevo volarían tres puntos de Riazor.

Un cambio de dinámica necesario

La única victoria en casa ante un más que posible rival directo fue contra el Mallorca de -precisamente- José Luis Oltra. Una de las victorias más holgadas y tranquilas de los blanquiazules en lo que va de liga (3-1). A esta victoria se agarran tanto jugadores como aficionados para empezar a contar por victorias los partidos en casa, en un tramo de la temporada que se antoja vital para el devenir del ascenso.

Este domingo el Dépor recibe al Sporting de Gijón, un semi derbi por todo lo alto ya que ambos conjuntos son segundo y tercero respectivamente únicamente separados por un punto. El liderato de la categoría, con permiso del Eibar, estará en esos 90 minutos, con las espadas en todo lo alto y un ambiente de revancha tras el 2-0 de la ida. Después de eso, Barça B, Recreativo de Huelva y el sorprendente Eibar tendrán que pasar por Riazor, para medir las verdaderas aspiraciones del Deportivo de la Coruña, que pasan sobre todo por hacerse fuertes en Riazor y apelar al feudo inexpugnable de otras épocas.

(foto: Nando Martínez_Vavel)