lunes, 19 de mayo de 2014

Agonía tras agonía

Y parece que fue ayer cuando ya dábamos el ascenso por hecho tras ganar en San Moix...Ono Estadi...Iberostar Estadi, bueno, como se llame. Que teníamos al alcance de nuestras manos el regreso a Primera División. Ese camino de vuelta que ninguno de nosotros habríamos querido recorrer, pero que en él estamos, en el final del sendero. Un sendero que nos puede saber a gloria o que se nos haga amargo como pocas cosas. Agonía tras agonía -versión del "partido a partido" del Cholo-. Esto demuestra que no hay gloria sin sufrimiento. Y, madre mía, qué gloria nos merecemos.



El domingo otro capítulo de infarto. Otro día más que te vas con la sensación de haber podido sacar más tajada de las oportunidades de las que se han dispuesto. En fin, otro día más en la oficina. Diego Ifrán se encargó pronto de recordarnos cuánto nos gusta el horario matinal últimamente. Gracias a un baile de Sissoko, con el balón como pareja de danza, se demostró una vez más que mientras aguanta la gasolina vestimos de chaqué. Lástima que esta tenga fecha de caducidad que nos obligue a ponernos el mono de trabajo. Una empresa que no impidió el enésimo gol a balón parado que recibe el conjunto herculino, gran parte de ellos en Riazor, donde parece que las jugadas de estrategia hacen tanta sangre que ya ni duele. Y encima el ejecutor es un jugador propiedad del eterno a rival, que llegó a La Coruña dispuesto a ganarse una renovación a costa de las más de 30.000 almas que poblaban el feudo blanquiazul.

Pero en fin, el Castilla hizo gala de las buenas relaciones que existen entre el Deportivo de la Coruña y la entidad blanca y nos echó una mano postrando al tercero en discordia. ¡Ay si hubiésemos hecho los deberes! Esta frase me suena. Es como el "buenos días" que de tanto repetirlo se automatiza y lo entonamos como si de respirar se tratase. Con naturalidad. Esperemos no volver a oírlo durante las tres fechas que quedan. Tres fechas a priori asequibles. Todo lo asequibles que pueden ser unos encontronazos con equipos de esta Segunda División de locos, donde el farolillo rojo se puede vestir del líder y, desgraciadamente, viceversa. No obstante, tengo el pálpito -de los buenos-, que la agonía se va a transformar en júbilo.

(foto: Nando Martínez_Vavel)

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