lunes, 17 de marzo de 2014

Todos a una

Nunca, en lo que va de ejercicio liguero, 90 minutos despertaron tanto resquemor en las redes sociales. Las plétoras de improperios se sucedían y se propagaban como el fuego. Cualquier despistado que no supiese nada del partido pensaría que a su equipo le había cascado una goleada de órdago. Nada más lejos de la realidad. El afán en este país de jugar a ser profesionales de todo no conoce límites. En las dos horas, más o menos, que transcurren antes, durante y después del partido salen a la luz incontables cátedras de este deporte. Criticando, despotricando y desprestigiando la labor de los verdaderos profesionales del sector. Sobre el césped, el trascurso de otra historia distinta.



Somos conscientes todos del verano tan duro y crítico que se vivió alrededor de la Plaza de Pontevedra. Un período estival que comenzó con una pesadilla el 1 de junio. Un triste deja vú que por desgracia todos teníamos demasiado reciente. Durante el verano, la sombra de la liquidación planeaba sobre las mentes pensantes en La Coruña. El balón, el fútbol y la planificación de una nueva temporada quedaban en el olvido, eran pensamientos austeros. Casi de mal gusto. A pesar de ello, la entidad soportó y esquivó todos los palos que le llovían, siendo un mismo ente con la afición para poder soportar semejante linchamiento. Con todo ello, la posibilidad de ascender, tan utópica en julio, está latente en las calles y en el verde. Le pese a quien le pese.

Desde otras ciudades, también paladeando el regusto amargo del descenso, llegaban mofas y manuales de moralidad y ética. Sus problemas, tapados con parapetos, no tardaron en salir a la luz. Ya no había tantas risas. En alguna ciudad de esas se ha podido leer hoy incluso "Da asco veros". Mensaje por parte de los aficionados cansados de este quiero y no puedo. En Riazor tenemos la suerte de buscar los tres puntos para asaltar el liderato y no para escapar de las llamas que suponen los puestos de descenso. Aun así, nos empeñamos en tirar piedras sobre nuestro propio tejado, algo totalmente contraproducente. Vamos a ser conscientes de lo que tenemos antes de perderlo. Vamos a remar todos en una única dirección, respaldando a los nuestros. Vamos a ser una afición de Primera.

(foto: Nando Martínez_Vavel)


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